Un hombre que iba por el camino tropezó con una gran piedra. La recogió y la llevó consigo. Poco después tropezó con otra. Igualmente la cargó. Todas las piedras con que iba tropezando las cargaba, hasta que aquel peso se volvió tan grande que el hombre ya no pudo caminar. ¿Qué piensan ustedes de ese hombre?"
- "Que es un necio", respondió uno de los discípulos. "¿Para qué cargaba las piedras con que tropezaba?"
Dijo Hu-Ssong:
- "Eso es lo que hacen aquellos que cargan las ofensas que otros les han hecho, los agravios sufridos, y aun la amargura de las propias equivocaciones. Todo eso lo debemos dejar atrás, y no cargar las pesadas piedras del rencor contra los demás o contra nosotros mismos. Si hacemos a un lado esa inútil carga, si no la llevamos con nosotros, nuestro camino será más ligero y nuestro paso más seguro."
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Una vez que la tengas, voy a pedirte que la lleves con vos todo el día, si ya no pudiste hoy, hacelo mañana. Si es grande, metela en tu cartera, o en tu portafolio o en el bolsillo del pantalón si es pequeña. Lo importante es que la lleves a donde vayas.
(No leas lo que sigue hasta que hayas cargado la piedra todo el día.)
Al terminar el día, quiero que escribas en un papel como si me hablaras acerca de tu piedra. Cómo sentiste su peso? Ya no la aguantabas?, O pudiste vivir con ella sin problema? Te molestaba o no era para tanto?
Quiero decirte que esa piedra que cargaste todo el día representa tus problemas... Muchas veces pensamos que los problemas son un asunto mental, y sí lo son, pero nos afectan incluso en la forma de caminar, de convivir, de seguir nuestra vida. Por muy pequeña que sea la piedra, tarde o temprano necesitamos soltarla.
Hoy te pido que tomes tu piedra y le digas estas palabras:
“Te dejo ir con todo y mis problemas. Me di cuenta que cargarte no resolvía nada y, sin embargo, soltarte me dejará libre . Así, suelto mis problemas y dejo que la vida me ayude a resolverlos “.
Ahora tirá la piedra en algún lugar lo más lejos posible.
