19 de julio de 2018

Obesidad


Lo que te hizo engordar, fue el Síndrome de Abandono. ni una alimentación deficiente, ni la falta de ejercicio provocaron tus kilos de más. Lo que te hizo engordar fue el miedo, el sentimiento de abandono, la falta de amor, la desvalorización, la desprotección, todo esto lo expresaste en impulsos inconscientes y ellos se manifestaron como hábitos alimenticios deficientes. Tené en cuenta que la finalidad de las experiencias dolorosas no es perdurar, sino enseñarnos su lección y luego disolverse…

Sin embargo como tu sistema de drenaje emocional está averiado, has tratado, inconscientemente, de deshacerte de esos pensamientos y sentimientos por medio de la digestión, diciendo:
SI NO PUEDO PROCESAR MI TRISTEZA, QUIZÁS ME LA PUEDA COMER, SI NO PUEDO PROCESAR MI IRA, QUIZÁS SEA CAPAZ DE ENGULLIRLA.

Ese exceso de peso desaparecerá cuando ese niño interior que aún vive en el cuerpo del adulto, creciendo a través de la grasa, para ser reconocido y protegido por el adulto, se de cuenta que el miedo pertenece al pasado y que ahora está a SALVO... Ese niño interior dejará de protegerse en forma de grasa corporal. El sobrepeso está relacionado con el síndrome del abandono o con la sensación de haber sido abandonado, no confundir SEPARACIÓN CON ABANDONO.

La separación se da en cierto tiempo y es lenta mientras que el abandono es abrupto, ahora estás y al otro día ya no estás.

Muchas veces la persona no llega a ser consciente de ello… y es importante ir a la emoción primaria para comprender el sentido: estar solo en la naturaleza equivale a una muerte segura, sobretodo cuando somos pequeños, así que se activan automáticamente mecanismos de protección:
La sensación de estar solo produce un derrumbamiento de la existencia profunda, a nivel biológico se solicita la función renal para retener el máximo de agua en el interior del organismo y se traduce en retención de líquidos. La falta de alimentos (carencia) pone de relieve la necesidad de tener reservas de alimentos para poder aguantar el mayor tiempo posible, lo que me lleva a almacenar grasas y a modificar el metabolismo de los lípidos para seguir construyendo el organismo.

La sensación de estar perdido solicita a las glándulas suprarrenales que se relacionan con la secreción de cortisol, que se relaciona a su vez con el cansancio matinal y la tendencia a la inmovilidad física y mental. La impotencia de no poder hacer nada más que soportar este abandono lleva al sentimiento de desvalorización que tiene que ver con todo el sistema osteo-articular, así como con la sangre, los diferentes tejidos y la grasa. La vulnerabilidad ante depredadores me puede llevar a usar la técnica del camuflaje o la transformación física para pasar desapercibido o aumentar el volumen para impresionar a los enemigos, para ser vistos y reconocidos por los miembros de mi clan o ponerme un escudo protector para hacer frente a los depredadores.

Muchas veces este síndrome de abandono se produce durante la infancia, así que es muy común que las personas con sobrepeso se hayan estructurado justamente alrededor de este conflicto, con creencias muy instaladas, centrales en su estructura de personalidad, muy presentes en su forma de ver el mundo y al momento de relacionarse con los demás. La grasa es una expresión física de tu necesidad de poner distancia con los demás, esta grasa ha sido un muro para protegerte, una barrera que vos mismo creaste.

Te propongo que derribes los ladrillos de ese muro de grasa, para así darle paz y libertad emocional a tu niño interior. Esos ladrillos hoy, ya no te sirven, esos ladrillos tienen nombre: Vergüenza, Rabia, Miedo, Rencor, Injusticia, Protección, Separación, Agotamiento, Estrés, Complejo de inferioridad...

La grasa que te quitás de encima había penetrado en tu consciente antes de acumularse en tu cuerpo, y cuando el peso desaparezca de tu mente, abandonará también tu cuerpo.